(a Toluca)
Duerme la bella entre ciénagas y nieve
arropando deidades
serviles que descansan
de jornadas interminables en los trece cielos
Se yergue la bella matlazinca
entre siete estados
que danzan alrededor de su enredo
se congela su túnica de verano a invierno para conservarse
joven
Avenidas en ebullición por el día,
y por la noche
el viento camina a
solas;
un rugido es arrastrado por el tren que embiste los cruces,
felinos cantan a las sombras del mercado vacío
praderas resurgen en la columna de Tolotzin
prismas entrelazan los vitrales con el cosmos
¿Será un trote innecesario caminar de La Merced al centro
entre edificios exhaustos
que cuentan leyendas de siglos?
Cada recinto apagado, una aspiración en reposo
cada farol encendido es apenas un sol intermitente
Ciudad de altura, ciudad de trabajo,
ciudad de vanguardia, ciudad capital
ciudad que madruga a los dioses urbanos:
trabajadores industriales reposan anónimos
retiembla en su centro la fábrica de café
mientras mi desvelo parlante
le habla a las aves
nocturnas y rapaces
que manejan motocicletas entre la bruma
llevando alimento a los nidos
Toluca se acuesta temprano, obra exhaustivamente
No la despierten ahora
que la bella comienza
a soñar.
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