¿No ves, niño
que apenas y alcanzo
a enterrar ataúdes,
que tu pregunta la
respondo a preguntas,
que el cielo de ayer
estaba nublado,
que tu amanecer me
cae encima por las noches?
No ves claro, claro, miopía y peligro es sustrato de tu
ansia
La verdad es que el rostro del amor es amorfo
tiene ojos en los ojos y corazones en las llagas
[ tiembla la piel amoratada a besos dulces ]
Se acabó la cacería; me quedo en casa
Ahíta de cuentos, a carcajada callada los enlisto
y te leo una fábula sin moraleja
antes que el sueño idílico se nos disperse.
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