Le llamas a la mediocridad, casa, y a la cobardía, sofá
Que tu empleo es tu bandera y tu ego un disfraz
Sé que estás triste y que usas un chaleco con muchas
bolsitas
Para guardar todo aquello que no alcanzas a procesar
Es demasiado para ti el amor
Es demasiado la felicidad sin un dios
Es demasiado un libro que no te cura
Es demasiado un cuerpo que te libera
Sé que prefieres huir a lanzarte
Que te inspira más la duda a la experiencia
Que conociste a Circe por accidente
Y le escribes poemas diciéndole a Penélope que son para ella
No eres Ulises y no aceptas la mar ni a las sirenas
Pero sí un vaso con agua al que nombras hogar
En tu mediocridad, o sea en tu casa
Sé que sollozas bajo tu soledad a la que llamas regadera
Sollozas bajo el agua de tu lamento
Lamentas no saber escapar de tus prejuicios
Pero no todos nacimos para gimotear sobre un sofá
No todos nos recostamos en la cobardía a ver la tele
Te escondes tras de un lente para no ser visto
Y si te ven, sientes el disparo por la espalda
Es una traición que tus ojos sean aprehendidos por otros
ojos
Es un horror que tu lente me haya sacado de cuadro
No te apures, marinero de agua tibia, yo soy capitán
Mis demonios se llaman barco surcan acertijos sobre mar
abierto
Navegué una sola vez por tu pecho al que llamas escondite
Recuerdo la turbulencia y la calma como si fueran cualquier
día y noche
Temes quedarte en el barco, temes recordar cómo se nada
Prefieres remojar tu timidez bajo la soledad de tu regadera
Hacerte chiquito y sentarte a fumar sobre tu cobardía
Te engrandeces con el zoom de un lente que captura la
belleza ajena
Pequeño, mediocre, discúlpame
Toma un vaso con agua para que naufragues en la costa del
vidrio
Te bajaré de mi barco y te regresaré a tu hogar.
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