Primero me tomaré esta botella y después te la romperé en la cabeza
pensó sin decirlo, sentada en la
penumbra de la habitación.
Bebe, mi reina, y corona a este rey que te espera ebria
dijo sin pensarlo, sentado sobre
el filo de la cama.
Me estoy bebiendo las ansias
pensó ella bebiendo.
Estoy ansioso de tenerte
dijo él ansiando.
Tanta amargura deslizada por la garganta debería contrarrestar la rabia
sentía ella tirando espuma por
los ojos.
Tu dulzura enjuaga lo amargo del devenir de mis días
saboreaba él prendiendo su
penúltimo cigarro.
Esto debe explotar, antes de que me explote por dentro
se dijo a ella misma mientras se
apretaba seductora el pecho desnudo.
Explotaré pronto, explotaré en ti, explotaré afuera de ser necesario
seductor decía mientras se
apretaba el miembro escondido tras la bragueta.
Ya me falta poco por ingerir, ya falta poco para que esto sea un arma
presentía ella dando fondo al
licor de la botella.
Ya falta poco para cogerte, para que mi miembro sea un arma
presentía el dando la penúltima
bocanada al cigarro.
Le queda poco a esta botella, no me importa, la quebraré igual contra el muro
ella pensó.
Le queda poco a esa botella, no me importa, te cogeré igual contra el muro
él dijo.
No te acerques, putito, que no he agarrado valor para romperte el hocico
¿lo dijo o lo pensó? Ella no
recuerda.
Ven y acércate, putita, que la ebriedad no me deja pararme de la cama
¿lo pensó o lo dijo? Él no
recuerda.
SILENCIO
ETERNO
INTERCAMBIO
DE MIRADAS
MÁS
SILENCIO
¡ CRASH !
Nunca me dejas romperte el hocico a gusto, siempre te lo rompes tú solo
murmuró enfadada dejando la
botella casi vacía sobre la mesa.
Siempre dejas que me rompa el hocico, nunca me detienes y parece que te da gusto
murmuró adolorido por la caída dejando
correr la sangre sobre la alfombra.
Ven,
pendejo, levántate
ella dijo tendiéndole la mano al
ebrio.
Ya, pendeja, no te burles
él dijo tomando la mano de la
ebria.
Tienes
sangre en la cara
limpió su rostro con la sábana.
Límpiamela con los labios
frotó su rostro contra su cuello.
Me das tanto asco
rio ella por las cosquillas de
su lengua ensangrentada.
Me das todo lo que necesito
rugió él despojando la ropa
ensangrentada.
No
quiero…
Te
quiero.
No
te quiero…
Tú
me amas.
INTERCAMBIO
DE MIRADAS
GEMIDOS
SILENCIO
CÓMODO
GEMIDOS
MÁS
SILENCIO
¡CHIC, CHIC!
Prendieron
el último cigarro y se enjuagaron la amargura con lo que restó de la botella.
Ninguno dijo ni pensó ni una palabra más y así dejaron que les amaneciera
otra vez
estando juntos.
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