He dejado de
sobrepasar los límites desde que los límites aprendieron a saltarme
Los excesos ya no
son mi hábito desde que yo habito en ellos
No camino
atravesando a la gente que me atraviesa pues también ellos me son invisibles
Lo estático pierde sentido
desde que me perdí en el sinsentido del movimiento constante
Para qué hablar de
instantes míos si tú tienes los propios y se parecen tanto
No pensaré en nada
que no se haya pensado antes aunque insista en pensar distinto
La normalidad nos ha moldeado mediocres
Al
héroe, al triunfador, al único
Mediocre es el
planeta plagado de fracasos
¿Un reto?
Trasciende sin merecerlo
¿Sueño?
Sí sueño, y sé que
alguien más me sueña y nos sueña y nos olvida al despertar con sed y hastío
Así son mis días, los
tuyos, los nuestros, los de los nuestros, los de los otros
Despertar, bostezar,
beber café, vivir, sufrir, pagar, pagar, comer, pagar, suspirar, cansarse,
dormir, a veces soñar, despertar cansado
y beber más café
Así son los días de
quien nos sueña, despierta y nos olvida al cepillarse los dientes
Se mira de reojo en
el espejo, de frente, de perfil, de lleno y rehúye de sus propios ojos
Una mancha en el
lavabo, sin quererlo, le recuerda que es
un ser hecho de sueños
Que inventa mundos que
revienta al escupir un buche de espumosa menta
Se viste de humano,
de mediocre, de indistinto, de cualquiera
Se viste como tú
Llena su maleta, el
portafolio, la mochila, los bultos, la caja, el morral, la bolsa del mandado, la
cangurera, la cartera, los bolsillos y sigue caminando…
¡Sigue caminando que
no vamos a ningún lado!
Y llegaremos a
tiempo
Sólo a pasar el
tiempo
Antes que la noche o
la vida acabe
Y despertemos en los
sueños agrietados de alguien que preferiría no ser nada
En una realidad que
tampoco promete más que el día a día sin retorno
Que vuelve resignado
a sí mismo, a ser el mismo, siendo otro, transparente, siempre igual.
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